“El catalán admite iguales, pero no superiores; acepta monarcas y soberanos, pero no amos y dueños; es asequible al consejo, rebelde al látigo; amante escrupuloso de sus deberes, pero guardador minio de sus derechos; siendo sólo la conciencia de este mismo deber la que a veces le obligó a cumplir con el de rechazar con indignación todo ultraje y todo ataque, viniese de fuera o de dentro, de arriba o de abajo, a su independencia, a sus franquicias, a sus derechos, a sus libertades”.
“Lo que no creo, lo que no espero, lo que avenir no puede, es que llegue a ser jamás un peligro, ni sombra de él siquiera, para desmembraciones imposibles de la gran patria española”.
“No hay, señores Académicos, no hay ningún escritor catalán que no diga con el autor de estas líneas: Dios me conceda morir en el suelo de mi país, oyendo las campanas de la iglesia que festejaron mi nacimiento y mis bodas, viendo los árboles que planté y a que di sombra para que a su vez pudieran dármela; Dios me conceda morir en mi casa solariega, que es tumba de mis padres y cuna de mis hijos; pero Dios no permita que mis ojos puedan cerrarse a la luz sin ver flotar siempre sobre los campos de mi patria, radiante y libre, el pabellón de España”.
Víctor Balaguer, “De la literatura catalana” discurso pronunciado en la Real Academia de la Historia, Madrid, el 10 de octubre de 1875. Páginas 30, 41 y 44.
Víctor Balaguer i Cirera (Barcelona 1824 – Madrid 1901) está considerado como uno de los escritores catalanes más importantes del siglo XIX.
Fue uno de los principales impulsores de la Renaixença, especialmente en la recuperación de los Juegos. Fue el primer profesor en Gay Saber. Cronista de la ciudad de Barcelona puso nombre a las calles de la Eixample que corresponden a los nombres de los territorios, instituciones y personalidades de la corona de Aragón.
A partir de mediados del siglo XIX se incorporó progresivamente en política y destacó come dirigente del Partido Progresista. Participó en la conspiración para derribar a los Borbones motivo por el cual tuvo que exiliarse. Víctor Balaguer fue un miembro muy destacado de la masonería y formó parte en cuatro ocasiones (1871, 1872, 1874, 1886-88) de los gobiernos nacionales, donde ocupó los ministerios de Fomento y Ultramar.
Fue miembro de la Real Academia Española.
Por eso mismo, si los catalanes se saben españoles de segunda y no pueden cambiar esa condición, decidan dejar de ser españoles para dejar de ser de segunda.
ResponderEliminarHola Ramón, bienvenido al blog.
ResponderEliminarLos catalanes nunca han sido españoles de segunda, muy al contrario. Esa es una falacia que no admite la más mínima argumentación.