Siempre ha resultado sorprendente la contradicción entre el
desprecio de los nacionalistas hacia la conquista de América y el entusiasmo
ante la posibilidad de que Colón fuera catalán y no genovés. La bibliografía al
respecto no ha dejado de crecer y presenta desde teorías estrafalarias hasta
otras con mayor interés. Sin entrar en el tema, lo que sorprende ante el entusiasmo
del lugar de nacimiento de Colón, es el olvido constante de todos aquellos
catalanes que participaron en los primeros viajes colombinos.
El monumento dedicado a Colón en Barcelona, en el Portal de
la Paz, al final de las Ramblas, es de sobra conocido. Aunque el público en
general no atiende al grupo escultórico de la base, éste nos ilustra sobre el
papel de algunos catalanes en el descubrimiento
de América. El monumento fue diseñado
por el arquitecto Cayetano Buïgas, padre de Carlos Buïgas, el ingeniero que
diseñó las famosas fuentes luminosas de Montjuic. Buïgas era un hombre
tradicional, católico y carlista. Aunque el encargo fue realizado en época de
la República, la impronta tradicional
queda reflejada en el monumento. Una de las esculturas de la base
representa al Padre Boil. Era un ermitaño que había sido aceptado por los
benedictinos de Montserrat. Fue nombrado el primer Vicario General de las
Indias y contó con doce monjes montserratinos que fueron los primeros
evangelizadores de América. De hecho, las tres primeras iglesias levantadas en
América estaban dedicadas a Montserrat, a Santa Tecla (patrona de Tarragona) y
Santa Eulalia (patrona de Barcelona).
Otra de las esculturas representa a Pedro (Bertran)
Margarit. Fue el jefe militar durante la segunda expedición de Colón y acabó
siendo gobernador de La Española. De él tomaron nombre las Islas Margaritas en
el Caribe.
Una tercera escultura corresponde a Luis de Santángel,
valenciano de nacimiento y tesorero real de Aragón, quien financió una parte
muy importante del primer viaje de Colón. Su firma aparece, como secretario, en
las capitulaciones de Santa Fe.
La cuarta corresponde a Jaume Ferrer de Blanes, uno de los
cosmógrafos reconocidos internacionalmente en la época. De él nos ha quedado
una carta de Colón en la que habla de “ésta
nuestra España”. También de Jaume Ferrer será el primer mapamundi en el que
se incluye América. La Corona de Aragón contaba con una buena tradición de
cartógrafos pues, por ejemplo, Américo Vespucio utilizó el mapamundi del
mallorquín Gabriel de Vallseca. Esta tradición facilitó el proyecto del viaje
de Colón.
Otro misionero catalán de los primeros viajes fue Fray Ramón
Pané. Actualmente es considerado el primer etnógrafo europeo en América por su
obra Relación acerca de las antigüedades
de los indios, que también fue traducido al catalán.
Sabemos de otro catalán, Miguel Ballester, que fue el
alcalde de la fortaleza de la Concepción de la Vega en la Isla de La Española
(actualmente República Dominicana y Haití). Ballester, haciendo honor al
espíritu catalán, creó el primer ingenio destinado a la producción de azúcar a
partir de la caña.
En el primer siglo de la conquista de América son muchos los
catalanes que aparecen como protagonistas. Algunos, como Joan d’Espés, que
firma unas capitulaciones de Carlos V para el establecimiento de “Nueva
Andalucía” en América. Bartolomeu Ferrer fue jefe de la expedición que marchó
de Tehuanpetec hasta la futura Oregón. También encontramos otros aventureros
como Jaime Rasquí, que proyectó una expedición al Río de la Plata allá por
1550. O descubrimos misioneros catalanes como Josep Alemany Cunill, que
evangelizó Nevada, o Miquel Doménech Veciana, misionero en Missouri; o los
jesuitas Josep Paramàs, Bernat Ibáñez, Dídac González y Josep Solís que
evangelizaron a los indios guaraníes en el Alto Panamá en el siglo XVIII.
Son tantos los nombres que la lista sería interminable.