jueves, 6 de octubre de 2011

Responsabilidad del Presidente Companys


Al amanecer del domingo 19 de julio de 1936 se produjo la sublevación en Cataluña. Los militares sublevados fueron hostigados desde el inicio de su salida de los cuarteles, y no llegaron siquiera a alcanzar sus objetivos iniciales.

Tras el golpe militar fallido Companys toma la decisión de armar al pueblo. Se crea el caos en Cataluña, muy especialmente Barcelona, y los partidos de extrema izquierda y los sindicatos asumen el control en las calles.

Conscientes de su fuerza los dirigentes de la CNT-FAI se reunieron el día 20 y decidieron no dejar pasar la ocasión propicia para tomar el control. Fueron a hablar con Companys.

Lluís Companys recibió en su despacho a los jefes revolucionarios Durruti y García Oliver, con sus fusiles, cartucheras y el polvo de las batallas callejeras. El presidente de la Generalidad, completamente entregado, les pidió perdón por haber estado contra ellos y reconoció que eran los dueños de la ciudad: “Si queréis que siga siendo el presidente de Cataluña, yo seré un soldado más contra el fascismo”.

El 21 de julio, un Decreto de la Presidencia de la Generalidad creaba el “Comité de Milicias Antifascistas de Cataluña”. Era una organización de índole popular que asumiría la dirección económica, militar y política de la vida catalana, al frente de la cual continuaba figurando nominalmente el Gobierno de la Generalidad. La Generalidad se limitó a confirmar, por medio de decretos, las decisiones adoptadas por el “Comité”.

Desde el 20 de julio había comenzado la caza del hombre por el hombre. Las gentes de derechas, los católicos, los propietarios, los empresarios y, especialmente, los sacerdotes y religiosos fueron perseguidos con saña, como si de alimañas se tratara. Las cunetas de Cataluña comenzaron a cubrirse de cadáveres. Las cárceles, vaciadas de sus normales inquilinos, se llenaron de gentes de ideología contraria; algunos partidos del Frente Popular montaron sus propias cárceles.

La prensa barcelonesa el 5 de agosto de 1936 publicaba la siguiente nota: “Según nota facilitada por el Negociado de Cementerios, hasta el día 3 del actual, fueron inhumados en las diversas necrópolis de Barcelona quinientos once cadáveres” todos muertos violentamente.

Como nos indica Ramón Salas Larrazábal las ejecuciones en Cataluña durante el Frente Popular, con una Generalidad entregada a los extremistas de izquierda fueron 14.886. Salas dice también que la represión franquista tras la guerra produjo cerca de 4.000 víctimas, cifra muy similar a la que nos da Josep María Solé i Sabaté sobre las ejecuciones como consecuencia de los Consejos de Guerra. Aunque esas casi 4.000 víctimas alcanzan hasta 1961, es decir, que está incluida la represión del llamado “maquis” o guerrilla, tanto individual, como el organizado militarmente.

La represión indiscriminada e incontrolada que se produjo en Cataluña tras el 19 de julio motivó la escapada de miles de perseguidos, muchos de los cuales lograron llegar a la zona llamada nacional.

Como hemos visto, el presidente Companys entregó el poder a las fuerzas de extrema izquierda, abdicando en sus funciones de mantener el orden público, y permitiendo la terrible represión sufrida por una parte de la población catalana.


BIOGRAFÍA:

“Otra Historia de Cataluña”, Marcelo Capdeferro.

“Los catalanes en la historia de España”, José Antonio Vaca de Osma.

La conjunción copulativa “i” que separa los apellidos


Uno de los elementos característicos de la lengua catalana es separar los apellidos con una “i”.
Lo que muchos no saben es que esta tradición es una tradición castellana.

Todo comenzó a partir del siglo XVI cuando las familias nobles catalanas comenzaron a imitar esta costumbre practicada desde hacia tiempo por la nobleza castellana.

En la web de La societat catalana de Geneologia podemos leer:

“Eminentes expertos de la onomástica, como Enric Moreu-Rey, han defendido que la inclusión de la conjunción copulativa entre el apellido paterno y el materno, lejos de ser un signo característico de la lengua catalana, es una influencia del castellano (…). Antes del siglo XIX parece que la tendencia más universal dentro del ámbito catalán era usar un solo linaje. En los casos en que aparecen dos apellidos, sobre todo en las clases sociales más elevadas o en mujeres, al menos desde el siglo XVI o XVII, la tendencia dominante es de unirlos mediante la conjunción y (substituida por i solamente desde principios del s. XX con la reforma ortográfica de Pompeu Fabra)”.

Bota de vino


Una bota es un recipiente típico español con forma de gota o lágrima, generalmente de cuero (las mejores son de piel de cabra).
Actualmente su uso ha decaído bastante, pero se considera un referente tradicional de determinadas zonas campestres y actividades como las corridas de toros.

La bota de vino en la cultura española:

En lengua Catalana:

“Aigua de gener (o pluja de gener), omple bótes i graner (o sempre fa bé)”.
Su equivalente en lengua castellana sería: “Agua de enero, todo el año tiene tempero”.

Fuente: Santiago Ángel Saura (1884): Refranero castellano-catalán. Refranes, adagios, proverbios, aforismos, frases proverbiales, etc. Separata del novísimo Diccionario Manual de las lenguas castellana-catalana. Barcelona: Librería de Esteban Pujal, editor.

En lengua castellana:

Cervantes : “El Quijote”:

“...Sancho caminaba muy despacio sobre su jumento, y de cuando en cuando
empinaba la bota con tanto gusto que le pudiera envidiar el más
regalado bodegonero de Málaga...”.