Erase una ciudad llamada Barcelona en que los ricos pagaban más que los pobres. Los ricos, como es lógico, decían cansarse de tanto pobre siempre pidiendo y pidiendo mientras que no aportaban nada: ¿Por qué no dejaban de pedir y empezaban a producir? No era tan difícil, bastaba ser tan emprendedor como lo eran los Trías o los Roca del barrio de Pedralbes.
Una de las zonas humildes, la Barceloneta, era de toda la vida menos segura, menos cohesionada socialmente y, entre otras cosas, tenía ciertos problemas con el alcantarillado. Por este motivo en verano se producían muchas veces molestias por el olor. Así que el ayuntamiento utilizó el dinero de los impuestos en arreglar el alcantarillado del barrio.
Los ricos de la ciudad, entonces, dijeron que el alcantarillado de la Barceloneta era mejor que el de Pedralbes y que aquello era intolerable. Muchos dijeron en los medios de comunicación, de los cuales eran propietarios, que Pedralbes tenía dignidad y que si aportaba más dinero tenían derecho a más inversión, la misma proporción que aportaban a las cuentas del ayuntamiento. ¿Qué era eso de que los pobres de la Barceloneta tuvieran un alcantarillado nuevo mientras ellos tenían un alcantarillado viejo?
De nada servía que el ayuntamiento argumentara que los impuestos estaban para atender a las necesidades de todos lo barceloneses con independencia del barrio en que vivieran y el dinero de impuestos que hubieran aportado. Al fin y al cabo lo mismo pagaba un rico de Pedralbes que un rico de la Barceloneta, lo mismo pagaba un pobre de Pedralbes que un pobre de la Barceloneta. De nada servía.
Además, no todos los ciudadanos de Pedralbes eran ricachones, decían los ricos. El dinero salía de Pedralbes para gastarlo en barrios que nunca pagaban nada mientras que en el propio Pedralbes había gente con problemas... Eso no podía ser. De haber dinero en el ayuntamiento, antes estaban los pobres de Pedralbes que los pobres de fuera, para eso pagaba más Pedralbes que la Barceloneta.
Así que los ricos de Pedralbes presionaron lo suficiente y pusieron en contra del ayuntamiento a los ciudadanos de Pedralbes como para exigir que el barrio recogiera su propio dinero. De este modo, finalmente, Pedralbes consiguió que el dinero del ayuntamiento revertiera de nuevo sobre los ricos de Barcelona y que todo siguiera siendo como debía ser: Pedralbes el barrio pudiente de la ciudad y la Barceloneta el barrio humilde en el que “no paga ni Déu”, pero que enriquece las tiendas de los señores de Pedralbes.
Fuente: http://hermenauta.blogspot.es/1299096240/el-discreto-encanto-de-la-burguesia/
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