Al amanecer del domingo 19 de julio de 1936 se produjo la sublevación en Cataluña. Los militares sublevados fueron hostigados desde el inicio de su salida de los cuarteles, y no llegaron siquiera a alcanzar sus objetivos iniciales.
Tras el golpe militar fallido Companys toma la decisión de armar al pueblo. Se crea el caos en Cataluña, muy especialmente Barcelona, y los partidos de extrema izquierda y los sindicatos asumen el control en las calles.
Conscientes de su fuerza los dirigentes de la CNT-FAI se reunieron el día 20 y decidieron no dejar pasar la ocasión propicia para tomar el control. Fueron a hablar con Companys.
Lluís Companys recibió en su despacho a los jefes revolucionarios Durruti y García Oliver, con sus fusiles, cartucheras y el polvo de las batallas callejeras. El presidente de la Generalidad, completamente entregado, les pidió perdón por haber estado contra ellos y reconoció que eran los dueños de la ciudad: “Si queréis que siga siendo el presidente de Cataluña, yo seré un soldado más contra el fascismo”.
El 21 de julio, un Decreto de la Presidencia de la Generalidad creaba el “Comité de Milicias Antifascistas de Cataluña”. Era una organización de índole popular que asumiría la dirección económica, militar y política de la vida catalana, al frente de la cual continuaba figurando nominalmente el Gobierno de la Generalidad. La Generalidad se limitó a confirmar, por medio de decretos, las decisiones adoptadas por el “Comité”.
Desde el 20 de julio había comenzado la caza del hombre por el hombre. Las gentes de derechas, los católicos, los propietarios, los empresarios y, especialmente, los sacerdotes y religiosos fueron perseguidos con saña, como si de alimañas se tratara. Las cunetas de Cataluña comenzaron a cubrirse de cadáveres. Las cárceles, vaciadas de sus normales inquilinos, se llenaron de gentes de ideología contraria; algunos partidos del Frente Popular montaron sus propias cárceles.
La prensa barcelonesa el 5 de agosto de 1936 publicaba la siguiente nota: “Según nota facilitada por el Negociado de Cementerios, hasta el día 3 del actual, fueron inhumados en las diversas necrópolis de Barcelona quinientos once cadáveres” todos muertos violentamente.
Como nos indica Ramón Salas Larrazábal las ejecuciones en Cataluña durante el Frente Popular, con una Generalidad entregada a los extremistas de izquierda fueron 14.886. Salas dice también que la represión franquista tras la guerra produjo cerca de 4.000 víctimas, cifra muy similar a la que nos da Josep María Solé i Sabaté sobre las ejecuciones como consecuencia de los Consejos de Guerra. Aunque esas casi 4.000 víctimas alcanzan hasta 1961, es decir, que está incluida la represión del llamado “maquis” o guerrilla, tanto individual, como el organizado militarmente.
La represión indiscriminada e incontrolada que se produjo en Cataluña tras el 19 de julio motivó la escapada de miles de perseguidos, muchos de los cuales lograron llegar a la zona llamada nacional.
Como hemos visto, el presidente Companys entregó el poder a las fuerzas de extrema izquierda, abdicando en sus funciones de mantener el orden público, y permitiendo la terrible represión sufrida por una parte de la población catalana.
BIOGRAFÍA:
“Otra Historia de Cataluña”, Marcelo Capdeferro.
“Los catalanes en la historia de España”, José Antonio Vaca de Osma.