Para conocer el sentir de los catalanes en la Edad Media, sólo tenemos que rescatar los cronistas catalanes de la época. Será en la Cataluña medieval, comparado con el resto de Europa, donde aparecerá con más intensidad el fenómeno de las crónicas; por lo tanto, se cuenta con unas fuentes privilegiadas. Al analizarlas, no asoma el más mínimo nacionalismo, sino un profundo sentido hispánico. Como señaló Jaume Vicens Vives en su Notícia de Catalunya, refiriéndose a los cronistas medievales catalanes:
“Ningún cronista dudo nunca en utilizar lo nombres de España y español en sentido geográfico, histórico o político”.
En la Crónica de Jaime I, de 1238, y una de las más famosas de nuestras crónicas, se pueden leer fragmentos como los que siguen:
“Nostre Regne es lo mellor Regne d’Espanya” … “Nostre pare lo Rei en Pere fou lo pus franch Rey que anch en Espanya” … “Car nos ho fem la primera cosa per Deu, la segona per salvar Espanya, la terça que nos e vos haiam tan bon preu e tan gran honor que per nos e per vossin salvada Espanya”.
Esta crónica fue dictada oralmente por Jaime I y refleja claramente su sentir.
Hace unos años el partido independentista Esquerra Republicana de Catalunya celebró un homenaje a Jaime I. Fue divertido ver cómo unos republicanos independentistas celebran la figura de un Rey que se sentía plenamente español:
Las otras crónicas discurren por el mismo camino. El autor anónimo que escribe Flos Mundi (1407), en catalán, refiriéndose a cronistas no españoles, señala:
“Mas por eso, como éstos no seno españoles, no se han preocupado de tejer la historia de España sino superficialmente. Yo empero, que soy español, tejeré y regularé dicha historia”.
Jeroni Pau escribió su obra De fluminibus et montibus Hispaniorum (1475), en la que describe la topografía catalana refiriéndose a ésta como española. De Barcelona dice que es una de las mejores ciudades de España (“maiores Hispaniae urbes”). El canónigo de Barcelona Francesc Tarafa escribe Ghottolandia, Catalunya al present denominada (1533). Es una crónica hispanista en la que reivindica la singularidad de los catalanes en cuanto que descendientes de los godos que, en relación de igualdad con Castilla, pretenden formar España. En 1534, Pere Tomich publica Les Històries e Conquistes dels reys d’Aragó e comtes de Barcelona. La obra es una reivindicación de la hispanidad de la Corona de Aragón. Y se ensalza la unidad de los godos y su recuperación por parte de los catalanes. También por esas fechas aparece la crónica de Berenguer de Puigpardines, titulada Sumari d’Espanya, en la que se rememora el pasado hispánico de la nobleza catalana. Mientras tanto, el archivero del Reino, Pere Miquel Carbonell, escribe sus Cròniques d’Espanya (1547).
El obispo de Gerona, Joan Margarit, que puede ser considerado el primer renacentista y humanista español, tituló sus crónicas: De origine regnum Hispaniae et Gotorum. En su obra Paralipomenon Hispaniae reivindica la unidad de España germinada con los romanos y culminada tras la reconquista. En la dedicatoria a los monarcas españoles, escribe (en catalán):
“Mi designio surge del puro amor a mi Patria (España) a la cual quisiera dar el esplendor que merece”.
Las magníficas crónicas de Bernat Desclot o Ramón Muntaner se sitúan en la misma onda, a las cuales podemos sumar la de Bernat Bordes, durante el siglo XV, que es la más hispanista de todas y en ella dice de la tierra catalana:
“Aquesta nostra terra d’Espanya que s’apella Catalunya”.
Las crónicas catalanas medievales tuvieron su continuidad en una célebre obra de Narciso Feliu de la Peña, editada en 1683. Se trata de Fénix de Cataluña. Compendio de sus antiguas grandezas y medio para renovarlas. Una obra escrita por un catalán entusiasta de la monarquía hispana y que se la dedica:
“A la sacra y catholica magestad de nuestro gran monarca Carlos segundo (que Dios guarde), Rey de Las Españas, y emperador del Nuevo Mundo”.
Fénix de Catalunya es una obra singular en la que se reflexiona sobre la esencia de Cataluña, cifrada por el autor en su primigenia fe católica y en su fidelidad a los reyes y destino hispánico. Feliu de la Peña propone que sin esta fidelidad es imposible el progreso en Cataluña.